El enano Benjamín


En una tarde de Otoño, estaba el enanito Benjamín intentando hacer una hoguera en su jardín.
Entre palos y piedras una pequeña hoguera encendió. 
Pero el viento sopló, sopló, sopló... y el fuego apagó.
El enanito Benjamín más palos fue a buscar en su jardín. Cogió una ramita por aquí, una ramita por allá y una hoguera más grande armó.
Pero el viento sopló, sopló, sopló... y el fuego apagó.
El enano Benjamín era paciente, pero la noche se acercaba y un buen fuego él necesitaba, para su hogar poder iluminar.
Volvió a recoger los demás palos y ramas del jardín. Y tantos, tantos palos recogió que se cesta se rompió.
Entonces en una piedra se sentó y pensó, pensó, pensó... hasta que una idea surgió.
¡Ya sé! Un farol voy a hacer para la luz del fuego proteger. De esa forma el viento no lo apagará y mi cueva iluminará. Así lo hizo...
Y el viento sopló, sopló, sopló... y el fuego no se apagó.

Todas las noches los enanitos encienden sus faroles y alegremente a su hogar cantando van:

"yo voy con mi farolillo
y mi farolillo conmigo.
Arriba brillan estrellas,
abajo brillamos nosotros.
Y si hace frío, nos vamos a casa
con nuestro pequeño farol"


Andreia y Carla Ribeiro

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