Perfume a niño

Siendo él mismo, se asombra. Shhhh… Qué bello:
está callado, sorbiendo realidades…
(Su Esencia fresca aprende lo terrestre,
mas su ombligo aún está anudado al Cielo.)

Que, explorando, se explore. No dibujes
en su frente TUS mapas sobre el mundo.
Que él tenga SU experiencia: que retoce
su pequeña estatura por el barro…
que muerda hierbas, que libe los rocíos,
que lo empape la lluvia gentilmente…
que se coma la Vida, empalagado
con néctares y savias milagrosas,
que trepe árboles, que camine descalzo,
que sea cachorro con los animales…

Así dentro podrá vivirse niño
cuando el tiempo le crezca por afuera…

Si te pregunta, no ansíes responderle
tatuándolo con tus filosofías
sobre asuntos profundos y esenciales
(que sabemos muy bien que no sabemos)…
Escudríñale: " ¿Y a ti que te parece?"
Recordará lo sagrado no-aprendido,
esos secretos que hace mucho olvidaste...

No lo des por conocido: bastaría
con que veas el fondo de sus ojos
para sobresaltarte: ¿quién te mira?
¿Qué enseñanzas vendrá a buscar al mundo?
¿Qué mensaje traerá para ofrecernos?
Aprenderá de ti, y es tu maestro…

Acompaña con ritmo sensitivo
la intuición que lo lleve hasta su Ruta.
Y respétalo: él tiene aún el Perfume
de Aquel Lugar de donde vinimos todos.
Aspíralo, y vuelve tú a ser niño:
junto con él, vete a palpar la Vida…

VIRGINIA GAWEL


No hay comentarios:

Publicar un comentario